Título completo
|
Anna Karenina
|
Autor
|
Lev (León) Tolstoi Nikolaevich - Rusia
(1828 - 1910)
|
Género
|
Narrativo
|
Especie
|
Novela
|
Idioma
|
Ruso
|
¿En qué fecha fue escrito?
|
1873-1877, Yasnaya Polyana, cerca
de Moscú
|
Primera publicación
|
1877
|
Obras
|
Las
Obras Completas de Tolstoi fueron publicadas entre 1928 y 1958. Se trata de 9
tomos, cuyos últimos 32 volúmenes recogen la correspondencia del conde. Esta
edición no es fiable ya que la censura soviética consideró políticamente
incorrectos muchos pasajes, por eso es preciso consultar los manuscritos
originales en el Museo Tolstói de Moscú
Obras
Infancia (1852)
Adolescencia (1854)
Juventud (1856) Relatos de Sebastópol Dos húsares (1856)
Felicidad conyugal (1858) Los cosacos (1863)
Guerra y Paz (1865-1869) Anna Karénina (1875-1877)
Confesión (1882) La
Muerte de Iván Ilich (1886)
La Sonata Kreutzer (1889) Iglesia y Estado (1891)
El Reino de Dios está en
vosotros
(1894) El
padre Sergio (1898)
Resurrección (1899) Hadyi
Murad (1904)
No Puedo
Callarme
Cuentos
populares
¿Qué es el Arte?
Cantando por mi
vida
La escuela de Yasnaia Poliana
|
Aspectos
|
Contextual
País : Rusia
Siglo : XIX
Hechos políticos : Conflicto
de los imperio de los zares
Hechos históricos : Guerras
y revoluciones
|
Cultural
Hechos sociales : Valores morales
Corriente literaria : Realismo/
liberalismo.
|
Realismo Ruso
El
realismo literario es una corriente estética que supuso una ruptura con el
Romanticismo, tanto en los aspectos ideológicos como en los formales, en la
segunda mitad del siglo XIX.
El
origen del realismo literario europeo hay
que ir a buscarlo en la literatura española medieval y la novela picaresca española y, en
concreto, en la versión que configuró
sobre esa tradición el novelista
Miguel de Cervantes. El desmitificador modelo cervantino influyó poderosamente en la
literatura europea posterior, pero el
descrédito por el que pasó el género
narrativo durante el siglo XVIII aplazó su
influjo europeo hasta bien entrado el siglo XIX, salvo en el caso de Inglaterra, que en el siglo
XVIII comenzó su propio realismo de la
mano de Henry Fielding y Tobias
Smollett, y del que buena parte de los
escritores realistas posteriores son deudores.
Las novelas realistas se suelen publicar en
la prensa diaria. Lo más frecuente era
que el fragmento terminara en un
episodio emocionante para que el lector quedase ansioso por leer el desenlace y comprara la
siguiente publicación
El
novelista realista analiza la situación social de las distintas clases sociales que componen la
comunidad de su tiempo, distanciándose
para objetivar los resultados de sus
observaciones.
Las características más
importantes son:
-La
objetividad: Describe la realidad tal como se muestra al escritor.
-El proletariado como protagonista de la
obra
-La pobreza como tema de la
novela: la
miseria, la explotación, el analfabetismo, las epidemias congénitas, etc.
-
Los barrios bajos como escenario donde se desarrollan los hechos
narrados.
-
El presente: Se toman los temas y
argumentos de la novela. Deja de interesar el pasado.
-
El lenguaje coloquial: En los
diálogos se emplea incluso el lenguaje vulgar o la jerga.
-
La sobriedad evitando todo artificio estilístico y ornamentación
retórica.
-
La precisión en la utilización de la lengua para ser claro, conciso y
concreto.
-
La omnisciencia del novelista que conoce todo lo relativo a los personajes,
los entresijos de la sociedad, los subterfugios económicos y políticos,
etc.
|
Narrador
|
Omnisciente:
Tolstoi utiliza un El
PUNTO DE VISTA DEL narrador de la novela presenta a la vez hechos y
pensamientos interiores de los personajes que ningún personaje en la trama
podría saber. Principalmente con respecto a Anna y Levin, pero en ocasiones,
el narrador describe los caracteres, estados de ánimo, sentimientos y
actitudes del resto. De una larga sección en la parte final de los Siete
capítulos, el narrador entra directamente en la mente de Anna.
|
Tono
|
Realista como el de las novelas del
mismo período, el narrador es impersonal, pero mantiene un tono simpático,
centrándose en dos hechos y sentimientos el del autor y el del
narrador.
|
Tiempo
|
1870
|
Espacio
|
Localidades de Rusia, incluida
Moscú, San Petersburgo de Rusia, provincias, con breves intervalos en
Alemania e Italia.
|
Temas
|
v Amor
v Adulterio de la alta sociedad.
v Matrimonio.
v El cambio social del siglo XIX en Rusia
v Las bendiciones de la vida familiar
v El valor filosófico de la agricultura.
v El perdón.
|
Símbolos
|
Los símbolos son objetos, personajes, figuras o
colores utilizados para representar conceptos o ideas abstractas.
Trenes
En el siglo XIX en Europa occidental en las novelas, los trenes a menudo
aparecen como símbolos positivos de progreso y de avances tecnológicos. En la
literatura rusa, sin embargo, tienen un significado más ambiguo. Tolstoi y
sus contemporaneos, vieron la llegada del ferrocarril como un símbolo de
la insidiosa propagación del Oeste, de la hiper-eficiencia y el racionalismo
en Rusia. En este sentido, no es sorprendente que en las diversas referencias
a los trenes en Ana Karenina todas llevan un sentido negativo.
Anna conoce a Vronsky en una estación de tren,
y ve la muerte de un trabajador de ferrocarril después de esta reunión
como un mal presagio. El presagio se cumple cuando Anna se lanza a sí misma
en el marco del tren cerca del final de la novela, que, literalmente, pone a
la vía férrea como su asesino. Al igual que los trenes llevan a la gente a
nuevos lugares, Anna misma es llevada por su pasión a la estación de
tren donde pone fin a su vida familiar, su vida social y, en definitiva,
a su vida física también.
Vronsky y la Carrera de Caballos
En un nivel literal, Frou-Frou es el hermoso,
caballo caro que compra y, a continuación, Vronsky destruye accidentalmente
en la carrera de caballos. En un nivel figurativo, Frou-Frou es un claro
símbolo de Anna, o de Vronsky y su relación con ella, tanto en última
instancia, los dos son destruidos. Frou Frou-aparece en la novela poco
después de que el asunto Vronsky - Anna se convierte en grave y
peligroso para su reputación social. Anna y Vronsky se reunen justo
antes de la carrera, y sus conversaciones ponen a Vronsky inestable y
nervioso, y esto altera su rendimiento. Este enlace con Anna y Frou-Frou es
aún más profundo, mostrando cómo a Vronsky en su enlace con
Anna lo pone en peligro. La carrera de caballos es peligrosa y, lo
descubrimos cuando el caballo se lesiona durante la carrera. Vronsky intenta
montar aun con los peligros -la carrera de caballos- con su característica
frescura y elegancia, y logra hacerlo con éxito durante un tiempo. Pero su
habilidad para mantenerse en la cima de la situación es, en última instancia
comprometida por el error fatal que le hace mal en la sesión el
caballo Frou-Frou , y que terminó con una caída literal para el hombre y
el caballo.
El símbolo del caballo de carreras implica mucho
sobre la dinámica de poder entre Anna y Vronsky. El caballo es vulnerable y
está totalmente bajo el control de Vronsky, al igual que en una relación
adúltera s en 1870 la sociedad rusa es la mujer la que corre el mayor riesgo
de verse perjudicada. Para Vronsky y el otro oficial de corredores, la
carrera es una forma de entretenimiento en el que se decide participar. Pero
hay una fuerza más profunda tanto en Anna y Frou-Frou en la carrera, y que
está en juego y es mucho mayor para ellos que para Vronsky, la raza es una
cuestión de vida o muerte para ambos la mujer y el caballo. En última
instancia, el caballo de la muerte innecesaria es una consecuencia del error
de alguien más, como la muerte de Anna parece injusta, una trágica pérdida de
una vida hermosa.
Matrimonio de Levin y Kitty
El cortejo y el matrimonio con Kitty y
Levin, es de suma importancia para Ana Karenina. Tolstoi enmarca el
matrimonio como la aceptación y el compromiso con otro ser humano, con
todas las concepciones filosóficas y religiosas del sentido que este tipo de
conexión tiene para él. Levin es algo asi como un paria en toda la primera
parte de la novela. Se vio Enajenar sus puntos de vista por igual entre
nobles y campesinos. Está frustrado por la cultura rusa, y se
siente incapaz de sentirse cómodo con las formas. Es socialmente torpe y
sufre de un complejo de inferioridad, como lo vemos con Kitty. Kitty lo
rechaza y devastado por el rechazo de su propuesta de matrimonio, se
retira a su finca y renuncia a todos los sueños de la vida familiar.
Nos preguntamos si seguirá siendo un excéntrico aislacionista para el resto
de sus días, sin familia o amigos cercanos, trabajando más de una teoría de
la agricultura de Rusia.
Pero cuando la llama de Levin y Kitty reavive el
amor de repente, con la velocidad de la luz y culmina en un
matrimonio, este representa una afirmación de la conexión de Levin
con otros y su participación en algo más grande que él mismo-la piedra
angular de la fe religiosa se alcanza después del matrimonio.
Levin, comienza a pensar en la fe cuando se ve obligado a ir a la
confesión con el fin de obtener una licencia de matrimonio. Aunque es cínico
hacia el dogma religioso, las cuestiones que el sacerdote le pide poner en
marcha con una cadena de pensamientos que le lleva a través de una crisis y
luego a la regeneración espiritual. No es casualidad que entren en la
vida de Levin, la fe y el matrimonio casi simultáneamente, ya que son dos
afirmaciones que nos dicen que uno mismo no es el centro de su existencia.
|
Argumento
|
Ana Karenina tiene dos tramas que corren paralelas a lo largo de la
novela: la historia de Ana y la
historia de Levin. La historia de Levin es una expresión de la naturaleza
pastoril de Tolstói y una reafirmación de la visión del novelista de la vida
simple. La belleza de las estaciones y el trabajo pragmático de cosechar
absorben a Levin. La relación de Levin con la tierra y la vida contrasta con
las pasiones enigmáticas y destructivas de Ana.
La aparición de Ana en la novela representa una fisura en el tranquilo
mundo que permite que prevalezcan la pasión y la irracionalidad.
El libro comienza con una crisis en el hogar. El hermano de Ana,
Stiva, ha sido descubierto sacándole la vuelta a su esposa, Dolly. Ana logra
convencer a Dolly para que lo perdone. Rápidamente, se entiende que Ana es
una persona generosa, interesada sólo en la benevolencia. Está casada con
Karenin, una persona de clase adinerada y con un alto rango. Su matrimonio
parece estable y bastante unido desde el principio.
Sin embargo, poco después, Ana conoce y se enamora del apuesto Conde
Vronsky.
Ella intenta escapar de sus miradas, para evitar encontrarse con él, pero él
es persistente y ella está enamorada. Ellos tienen un amorío que rompe con
los esquemas de su vida social cuando Ana queda embarazada. Ella debe,
obviamente, darle la noticia a Karenin. Él exige que su orgullo y honor
social sea preservado en todo el asunto, y él y Ana pretenden que no está
sucediendo nada. El teme mucho más al ridículo en la sociedad que la
destrucción de su propio matrimonio. Sin embargo, Ana no puede dejar a
Vronsky - sigue viéndolo con frecuencia. Karenin descubre el alcance de este
amorío cuando ve a Vronsky salir de su casa, y pide el divorcio. Ana, por su
parte, corre con Vronsky.
Después de tener a la hija de Vronsky, Ana cae enferma gravemente. Karenin
piensa que ella va a morir, y perdona todo lo que ella hizo. Ana jura que es
todo lo que quiere para el resto de su vida. Sin embargo, Ana se recupera y
se olvida rápidamente de Karenin, y una vez más reanuda su tórrido romance
con el conde. Mientras Ana estuvo enferma y Karenin estuvo presente a su
lado, Vronsky fue humillado por lo que había hecho. Intentó suicidarse
disparándose él mismo, pero él, al igual que Ana, no murió. Ahora él y Ana
parten a Italia. Karenin rechaza un divorcio con Ana,
con el fin de poder hacer más honda su culpabilidad.
La vida de Ana se volvió terrible. Sus amigos la abandonaron, avergonzados de
su comportamiento. Ella no podía salir en público con Vronsky, al teatro o la
ópera, porque serían objeto de rumores y chismes. Vronsky, sin embargo, sale
sin Ana, él es libre de hacerlo. Ana se vuelve terriblemente insegura,
pensando que Vronsky sale tanto porque está enamorado de otra persona. No
obstante, él solo está enamorado de Ana, y los dos pelean a menudo
debido a la tensión no expresada que existe entre ellos.
Ana se encuentra en una difícil posición. Ella no es la esposa de Vronsky,
pero es algo más que su amante. Depende totalmente de él para la paz interna
y el amor. Pero de lo que finalmente se da cuenta es que nadie tiene el poder
para satisfacer sus deseos emocionales, ni Vronsky, ni ninguna otra persona.
Ella ha tejido una compleja red para sí misma, una de la que siente que sólo
puede escapar matándose. Esto es lo que ella hace, saltando delante de un
tren. Ella lo reconsidera brevemente antes de que el tren la arrolle, pero no
tiene tiempo de esquivarlo.
Paralelamente a la historia de Ana se encuentra la de Levin, uno que
imita la vida y los intereses del novelista mismo. Levin, un propietario de
tierras y hombre de campo, llega a la ciudad para hacerle una propuesta a
Kitty, una hermosa joven que más bien es hipnotizada por Vronsky. Ella
rechaza la propuesta de Levin y mantiene sus ojos en el conde. Vronsky, sin
embargo, está enamorado de Ana.
Levin se siente vencido. Se va a su casa en el campo y se enfrasca
totalmente en su relación con la tierra. Escribe un libro sobre las prácticas
agrícolas en Rusia, revelando su convicción de que los propietarios de
tierras deben compartir la tierra con sus campesinos de modo que los
campesinos tengan un incentivo para trabajar más duro. Se trata de un
controvertido proyecto a medida que Rusia se va haciendo más industrializada.
Kitty, también, esta destrozada por el desinterés de Vronsky. Se
enferma, y su familia la lleva a un balneario en Alemania, donde se recupera
y se da cuenta de que realmente ha querido siempre a Levin. Ellos se vuelven
a encontrar poco tiempo después y Kitty acepta la segunda propuesta de Levin.
Se casan y son felices, tienen un niño llamado Mitya.
Kitty es una enorme fuerza en la vida de Levin, ayudándole a hacer
frente a su lucha de toda la vida con la fe y la religión. También ayuda a
Levin a superar la muerte de su hermano Nicolás. A los ojos de Tolstói, los
dos tienen el matrimonio y amor ideal.
Aunque las tramas de Ana y Levin se conectan en ciertas ocasiones,
Tolstói sólo se atreve a un breve encuentro entre los dos, casi al final de
la obra. Levin se ve temporalmente arrastrado hacia el mundo de Ana,
demostrando Tolstói cuan peligroso es un personaje como Ana para Levin y su
mundo.
Tolstói contrapone las historias de Ana y Levin y al mismo tiempo presenta un
caso temático, a través de Levin, de las sociedades preindustriales como la
principal fuente de felicidad, riqueza y sustento. Él defiende la idea de
cuidar de la tierra como si se tratara de la riqueza del mundo, y considera
que la tierra es la única asociación mutua que pueden mantener a las
sociedades y las familias unidas. Tolstói nos muestra el valioso papel de la
sociedad rural en la preservación de la familia. A través de Ana, Tolstói
asocia la vida de la ciudad con el vicio. Siendo Ana una criatura del mundo
social urbano hace que su personaje gire menos en torno a la virtud, y mucho
más alrededor del romance, el sexo, y la afirmación de la sociedad
|
Personajes
|
Antes: Una
nota sobre los nombres de Rusia
Para los
lectores , los nombres de los personajes de Anna Karenina puede ser algo
confuso, ya que hay una serie de convenios relacionados con el nombre en ruso
que no existen en nuestra cultura.
Cada ruso tiene un nombre, un patronímico y un apellido. Patronímico de una
persona consiste en el apellido de su padre y el nombre acompañado de un
sufijo que significa "hijo de" o "hija de". Por lo tanto,
Levin se dirige como Konstantin Dmitrich (hijo de Dmitri), Kitty se llama
Ekaterina Alexandrovna (hija de Alejandro), y así sucesivamente.
Los
Personajes de la novela con frecuencia se hablan unos a otros en la dirección
formal de esta manera, utilizando el primer nombre y patronímico.
Cuando los
personajes no se ocupan de sí o no se hablan formalmente, podrán utilizar
apodos informales, o diminutivos. A veces, estos apodos se parecen poco a los
los nombres completos de los personajes. Por ejemplo, Levin, a veces se llama
Kostya (apodo de la norma Konstantin), y Vronsky a veces se llama Alyosha (el
diminutivo de Alexei).
Además,
los apellidos en ruso asumen tanto las formas masculinas y femeninas. En Ana
Karenina, por ejemplo, Karenin la esposa toma el apellido de la forma
femenina, Karenina. Asimismo, Oblonsky la esposa tiene el apellido
Oblonskaya, y sus hijos tienen el apellido Oblonsky, mientras que sus hijas
tengan el apellido Oblonskaya.
Mantener
estos convenios en mente ayuda a distinguir a los personajes que se
tratan por diferentes nombres en toda la novela. Sin embargo, el uso de estas
convenciones varía en las diferentes ediciones de Ana Karenina, ya que
algunos traductores eligen simplificar o eliminar las variantes de nombres
con el fin de hacer la novela más accesible a un público de habla castellana.
Ana
Arkadyevna Karenina: Una hermosa iconoclasta
finalmente destruida por su propia inseguridad. Ana pasa por una evolución de
estar primero cerca de la perfección a ser un personaje marcado por el adulterio, los celos
y el rencor. El cambio es tan dramático que es
aterrador - somos testigos de la desintegración de la psique humana.
Ana cree que está luchando una batalla contra una sociedad opresiva, pero en
realidad ella está luchando contra sí misma, perdiendo al final dicha
batalla.
Konstantin Dmitrich Levin (Kostya): Levin es el héroe de la novela. Es Ana, quien en última
instancia se derrumba y Levin, quien se alza para ver la luz. El colapso de
Ana subraya la importancia de la coherencia de la vida de Levin. Levin
encuentra armonía con la tierra y los campesinos y trabaja en su interior
para alcanzar la fe que necesita.
Conde
Alexey Kirilich Vronsky: Vronsky representa
el epítome de la vida social. Él
tiene encanto, ingenio, inteligencia y dinero. Ama a las mujeres, las mujeres
lo aman, y sus colegas tienen envidia de él. Sin embargo, con estos
rasgos solo es un personaje típico de su
sociedad. Lo que lo hace diferente es que él tiene un amorío, y
esto es lo que le hace ser condenado al ostracismo en cierto grado. Algunos
lo encuentran cruel, pero otros piensan que simplemente es confuso. Vronsky
podría ser criticado por no brindarle una situación más estable a Ana. Los
amigos de ella la abandonan; muchos piensan que él podría haber evitado
que ello ocurriera. A pesar de sus males, y su necesidad de mostrar su
dinero, ciertamente ama a Ana y el nunca considera dejarla, incluso
cuando se hace cada vez más difícil disfrutar de su compañía. Él termina como
el más maduro en su relación.
Príncipe Stiva Arkadyevich Oblonsky: Stiva
es un hombre encantador. Es realmente un anfitrión
y traba amistad con facilidad. La mayoría de las personas en la sociedad
hablan muy bien de él. Sin embargo, Stiva, al igual que Vronsky, existen
exclusivamente para el dinero. Vivir una gran vida durante tantos años ha
agotado sus fondos personales, y en consecuencia él comienza a utilizar la herencia
de Dolly para pagar deudas de juego. Hay poco que elogiar en el carácter de
Stiva. Es dulce y sentimental, pero es falso e infiel con su esposa. Al igual
que su hermana, Ana, el se deja guiar por sus pasiones.
Princesa Darya Alexandrovna Oblonskaya (Dolly): Dolly conecta la vida de
todos. Ella es la hermana de Kitty, la cuñada de Ana,
y la esposa de Stiva. Es la típica mujer traicionada cuyo marido la engaña,
aún así es una dedicada madre que, no obstante, cría bien a sus hijos. Ella
es fuerte en ese sentido. Las traiciones de su esposo le hacen pensar que ya
no es atractiva, pero sigue con su vida y se mantiene fiel a él. Dolly se
enfrenta con las pocas opciones que tiene en una sociedad ya definida. Se
vuelve infeliz, pero no hace que todos se sientan mal por ella. Dolly es la
única que sigue siendo amiga de Ana cuando todos los demás la abandonan.
Tolstói no se centra en Dolly en forma muy seria, pero ella aparece como una
heroína única por derecho propio.
Alexey
Alexandrovich Karenin: Karenin empieza la
novela como un hombre de sociedad, obsesionado con las
apariencias superficiales y el dinero. Sin embargo, se resiste a
sus pasiones y hace lo que es correcto. Es por ello que cuando el deseo
sexual en su matrimonio se desvanece ello no molesta a Karenin; él ama a Ana
porque es su esposa y así es como debe ser. Él es un fiel esposo y sigue todo
lo que dicta la ley. Este rasgo se convierte en perjudicial cuando Karenin se
entera de la relación extramarital de su esposa. Él está más preocupado por
su orgullo y honor que por la felicidad personal de él o de Ana. Todas
sus acciones están motivadas y engendradas por la sociedad. Al final, Karenin
es totalmente manipulado. Fracasa en sus esfuerzos para encontrar el cristianismo y se convierte en víctima de
una falsa mística que intenta distanciarlo más de Ana.
Princesa
Catherine Alexandrovna Shcherbatsky (Kitty): Kitty es la representación de todo lo que
una mujer debe ser. Consigue encontrar un equilibrio perfecto entre los
papeles de esposa y madre, y trae la fe y la comprensión a su esposo, Levin.
Sometida a un prolongado proceso de nacimiento en el libro, ella comparte el
reconocimiento de Tolstói por el ciclo de vida-muerte, y quiere tener su
aporte en esta contribución. Es inteligente y fiel a Dios.
Personajes
Secundarios
Seriozha:
Hijo de Ana y Karenin. Su madre es una adultera y lo abandona. Se le dice que
su madre ha muerto, pero de pronto ella vuelve para hablarle, lo que
conmociona al joven.
Príncipe
Shcherbatsky: Padre de Kitty.
Princesa
Shcherbatsky: Madre de Kitty.
Nicolás
Levin: Hermano de Konstantin Levin. Él está
enfermo y finalmente muere, atendido por la esposa de Konstantin Levin,
Kitty.
Condesa
Lidia Ivanovna: Amiga de Karenin, una princesa mística que
trata de convencer a Karenin que él tiene creencias religiosas y fe. Ella es
una reina social y un fraude.
Elizabeth
Fedorovna Tverskaya (Betsy): Una señora de sociedad que es cruel con Ana
al tratar de atraer a Karenin, y tratando de hacer que la gente de sociedad
desapruebe públicamente a Ana.
Mitya: El hijo recién nacido de Kitty y Levin.
Condesa
Nordston: Una amiga superficial de Kitty, una dama de
la alta sociedad que busca hacer miserable la vida de Ana.
Mary
Nikolaevna (Masha): Novia del hermano de Levin.
Sergey: Hermanastro
de Levin
|
Problemática social y mística
|
Esta novela supuso el cambio de Tolstoi hacia una
problemática social y mística que ocupó sus últimos años.
Ana Karenina es, en cierta forma, la consumación
heroica del camino que abrió 20 años atrás la historia de la caída en
desgracia de la adúltera Emma Bovary. Sin embargo, lo que en Flaubert hay de
expiación casi asfixiante por provinciana, adquiere unos tonos casi
metafísicos en Ana Karenina. La historia es, por tanto, similar, pero las
resoluciones no son parejas.
La trama es simple, de género. Ana, esposa del
alto funcionario Karenin, se enamora de Vronski, un guapo militar. Ana,
embarazada por Vronski, huye con éste a Italia, desafiando así el acatamiento
a las convenciones sociales que le exigía su marido. La alta sociedad rusa le
da la espalda mientras se le estrecha el cerco que culminará en el suicidio:
su marido no quiere concederle el divorcio y se niega a que vea a su hijo.
Desesperada, abrumada por los celos, Ana se arroja bajo las ruedas de un
tren. Es ésta una de las escenas literarias de mayor intensidad que nos ha
sido concedida leer, por lo menos eso dijo Vladimir Nabokov, que sentía por
esta novela una pasión similar a la que le movía por la poesía de
Pushkin.
Habría que fijarse en el contrapunto obligado: la historia paralela del
terrateniente Levin, que se construye una vida familiar armónica en el campo
junto a su mujer Ketty, y que percibe en las palabras de los campesinos las
premoniciones de los sermones evangélicos. Levin prefigura el último Tolstoi,
quizá el menos comprendido.
|
Temas
|
Son los temas fundamentales y, a menudo, las ideas
universales exploradas en una obra literaria.
Cambio Social en la Rusia del siglo XIX
Tolstoi fija su historia de adulterio y de
auto-descubrimiento en el contexto histórico de las enormes cambios que se
avecinan en Rusia durante finales del siglo XIX. Los aspectos históricos de
la novela son tan importante como los aspectos psicológicos.
En la Rusia de Ana Karenina, una batalla surge
entre los antiguos valores patriarcales, el sostener a la aristocracia
terrateniente y las nuevas ideas liberales, a menudo llamadas "libre
penseur" en la novela-de los valores. La antigua forma de ser y
pensar de conservadores que creen en tradiciones como la condición del
siervo, y el gobierno autoritario,contra la occidentalización y los liberales
que creen en la tecnología, el racionalismo y la democracia. Vemos en este
choque a Levin con su dificultad de armonizar su vida con la de los
campesinos, que, negándose a aceptar las innovaciones agrícolas occidentales
que Levin trata de introducir, creen que las formas de agricultura rusa y
antiguas son las mejores. También vemos la confusión de estos tiempos de
cambio en la cuestión de la zemstvo, o consejo de la aldea, en la que Levin
intenta participar como promotor de la democracia, pero que finalmente
abandona por el hecho de que son inútiles.
También dentro de la obra se empieza a
plantear la cuestión de los derechos de la mujer, claramente era un tema
candente. ademas se muestra la influencia occidental de progreso social en
Rusia. Pero la situación de Dolly y Anna que sufren en sus matrimonios, y
deben de vivir en una constante apariencia es sin embargo, no un buen augurio
para el futuro del feminismo en el mundo de la novela. Los procedimientos del
cortejo son igualmente incierto en el mundo de Anna Karenina. La tradición de
los matrimonios Rusos está pasando de moda, pero la Princesa Shcherbatskaya
se espanta ante la posibilidad de permitir a Kitty elegir su propio
compañero. El narrador va tan lejos como para decir claramente que
nadie sabe, cómo se deben de comportar las jóvenes para casarse en Rusia en
el 1870 s.
Tomados en conjunto, todo esto origina una confusión por el
desvanecimiento de las tradiciones y crea una atmósfera de inestabilidad y de
nuevas posibilidades, como si los seres humanos tuvieran que decidir cómo
vivir de nuevo. Es sólo en ese cambio de atmósfera donde los cuestionamientos
filosóficos de Levin son posibles.
Bendiciones de la Vida Familiar
Ana Karenina rescata el género de "novela
familiar" popular en Rusia desde hace varios decenios anteriores, y que
estaban fuera de moda por 1870 s. La novela familiar rusa retrataba las
ventajas y comodidades de la unión familiar y la felicidad domestica, a
menudo en una forma muy idealizada.
Cambiando radicalmente el clima social de 1860 s en Rusia, muchos
progresistas sociales atacaban a la institución de la familia, decían que era
anticuada y un retroceso de limitación de la libertad individual. Alegaron
que la familia con frecuencia abusaba de los niños y que eran explotados como
mano de obra barata. Tolstoi escribió Ana Karenina, en parte, como su
declaración personal sobre la familia iniciando un debate.
La primera frase de la novela, en relación con la felicidad y la
infelicidad de las familias, pone de relieve la centralidad de esta idea.
“«Todas las familias felices se parecen y las desgraciadas lo son cada una a
su manera”
Tolstoi tiene una posición a favor de la familia
en la novela, pero tambien es sincero acerca de las dificultades de la vida
familiar. La idea de que una familia limita la libertad del individuo se pone
de manifiesto en la de Stiva, aturdido desde las primeras páginas de la
novela donde este no puede hacer lo que quiera. Esta limitación de la
libertad es también evidente en Levin en el hecho de que no puede ir a
visitar a su hermano antes de morir , si antes no lo ha consultado con su
esposa primeramente y respondido a su insistencia en que ella lo acompañara.
Sin embargo, a pesar de estas restricciones a la libertad personal, ya pesar
de las peleas que asolan a todas las familias representadas en Ana Karenina,
Tolstoi retrata la vida familiar como una fuente de confort, felicidad, y de
trascendencia filosófica. Anna destruye una familia y muere en la miseria,
mientras que Levin crea una familia y llega a la conclusión de la novela
felizmente. Para Anna la vida pierde sentido en última instancia, mientras
que alcanza el máximo sentido en Levin, como el último párrafo de la novela
anuncia. En última instancia, Tolstoi nos deja con la conclusión de
que la fe, la felicidad, la vida familiar y la vida van de la mano.
El valor filosófico de la agricultura
Los lectores de Anna Karenina a veces se sienten
frustrados por las extensas secciones de la novela dedicado a los intereses
agrícolas de Levin. Estamos sometidos a un tratamiento de largos pasajes que
describen el proceso de la siega y las cosechas, sabemos mucho sobre las
actitudes hacia los campesinos y estamos sometidos a las teorías sociológicas
de Levin , leemos sobre por qué las reformas agrícolas europeas no funcionan
en Rusia, etc. Sin embargo, este énfasis en la agricultura cumple una función
importante en la novela y tiene una larga tradición literaria detrás. El
idilio, un género de literatura que data de tiempos remotos, donde los
agricultores y los pastores son retratados como más felices y honestos que
sus contrapartes urbanas, mostrando la cercanía a la tierra como señal de la
buena vida de los agricultores que comprenden el crecimiento y el potencial,
conscientes del delicado equilibrio entre el trabajo personal y la confianza
en las fuerzas de la naturaleza. En Ana Karenina, Tolstoi actualiza el
idilio por medio de su portavoz en la novela “ Levin”, dedicado agricultor,
así como un apasionado filósofo-y el único personaje de la novela que logra
una visión clara de la fe y la felicidad.
Para Levin, la agricultura es una forma de ir más allá de uno mismo, y lograr
algo más grande que los propios deseos. El la ve como la piedra angular de
toda fe y felicidad. Hay otros personajes que insisten en las virtudes de los
campesinos, tales como Sergei, pero que rara vez interactúan con ellos.
Levin, si tiene las conexiones con los agricultores por lo tanto, le muestran
sus raíces conoce a fondo su nación y su cultura, mucho más que los que se
quieren hacer muy europeos, es decir, aristócratas como Anna. Él está en
estrecho contacto con las verdades de la existencia.. Tampoco es casual que
la declaración de Levin, en cuanto al sentido de la vida en el último párrafo
de la novela recuerda principalmente a la agricultura. Levin llega a la
conclusión de que el valor de la vida esta en la bondad , vivir para tu alma
, descubrió esta frase y le dio mucho sentido y paz -al igual que, podríamos
decir, el valor de una granja se encuentra en las semillas y el buen trabajo
que el agricultor pone en el mismo. En última instancia, Levin llega
a una idea de la fe basada en el crecimiento y cultivo.(crecimiento espiritual
y cultivo del alma).
|
Motivo
|
Son motivos recurrentes, estructuras, contrastes,
literarias o los dispositivos que pueden ayudar a desarrollar los temas
principales del texto.
El monólogo interior
Tolstoi, aunque tiene fama de ser un simple y
sencillo escritor, fue en realidad un gran innovador del estilo narrativo. Él
fue pionero en el uso de un dispositivo que es ahora común en las novelas,
pero era radicalmente nuevo en el siglo XIX-“ el monólogo interior” .
En el monólogo interior nos retrata un personaje mucho mejor, con sus
pensamientos y sentimientos directamente, no sólo en la paráfrasis o el
resumen, pero directamente como si el carácter se nos revelara o se formara
explorando la mente. Escritores como Shakespeare había utilizado el
monólogo en el teatro, escribio escenas en las que los personajes hablan
directamente a la audiencia en reservas o soliloquios. En la ficción
narrativa, sin embargo, rara vez los escritores habían explotado el monólogo
interior durante largos pasajes de la manera en que Tolstoi lo hace en Ana
Karenina.
El monólogo interior le da al lector una gran
empatía con el personaje. Cuando alguien acompaña los pensamientos,
percepciones, emociones, paso a paso a través de una experiencia, a un
personaje, inevitablemente llega a entender sus motivaciones más íntimamente.
En Ana Karenina, Tolstoi nos da acceso al
monólogo interior de Levin en ciertos momentos clave en su vida: su
experiencia de la felicidad y del amor, cuando Kitty le acepta como marido,
su éxtasis fisico en la siega con los campesinos, y su miedo cuando Kitty
está sufriendo en el parto.
Pero Tolstoi utiliza el monólogo interior como dispositivo mucho más
ampliamente y conmovedor en el retrato de los últimos momentos de Anna, en su
viaje a la estación en la que muere al final de la parte siete. Sin acceso a
sus pensamientos, no tendríamos una gran comprensión sobre Anna y lo que la
impulsa al suicidio. Sin ella, su muerte sería sólo otra víctima mas de la
larga lista de las mujeres en la literatura rusa que se suicidan por amor.
Pero sin embargo la lectura del monólogo de Ana, nos hace ver que la
animación e incluso el humor, la hacen una persona viva en la novela, como
cuando interrumpe sus sombrías meditaciones para comentar sobre el ridículo
nombre de la peluquería Twitkin. También vemos la medida en que Anna se ha
convertido en una carga para sí misma-que sueña con deshacerse de Vronsky
"y de mí misma." El monólogo interior nos muestra su
suicidio no como un cliché glamoroso, sino como un simple y desgarrador
intento de librarse de sí misma.
Adulterio
Ana Karenina es conocida como una novela sobre el adulterio: La traición de
Ana hacia su marido es el acontecimiento central o la trama principal. Hubo
una oleada de interés en el tema del adulterio en la mitad del siglo XIX,
como lo demuestran obras como la Nathaniel Hawthorne La Letra Escarlata
(1850) y Gustave Flaubert de Madame Bovary (1857).
A pesar de que el culpable de estas obras es
siempre una mujer que cumple un mal final como resultado de su delito, el
adulterio del siglo XIX en la novela es en realidad menos religiosamente y
moralización de lo que podríamos esperar. Ana Karenina es un ejemplo de ello.
Aunque la novela está cargada con la emisión de citas bíblicas de las bocas
de los personajes y de su propio epígrafe y de su atmósfera moral, no es
abrumadoramente cristiana. De hecho, muchos de los cristianos devotos de la
novela, los personajes, como Madame Stahl y Lydia Ivanovna, son hipócritas y
repelentes. La iglesia rara vez se menciona en la novela, e
incluso en ocasiones Tolstoi se burla de ella suavemente.
La más importante condena al adulterio en Ana Karenina no
proviene de la iglesia, sino de la sociedad convencional: el adulterio es más
una cuestión social en la novela que el de una moral religiosa.
Karenin pone objeción a la participación de Anna con Vronsky no porque
el adulterio es un pecado, ni siquiera le provoca angustia emocional,
sino porque la sociedad va a reaccionar negativamente. Karenin piensa
en decoro y decencia, en buen estado a los vecinos, a lo largo de cualquier
otra cosa. Es por esta razón que él está tan dispuesto a pasar por alto el
asunto de Anna mientras que no pretende una separación o el divorcio. Él no
se preocupa tanto por el hecho de que ama a su esposa otro hombre, él sólo le
importa que ella siga pareciendo una buena esposa. Este poder restrictivo de
convención social es lo que viene a colmar a Anna y lo que la hace
escapar, primero en Italia y, a continuación, en la reclusión en el campo.
Como tal, el adulterio, en Ana Karenina es un efecto secundario de las
fuerzas de la asfixiante sociedad, haciendo de la novela una obra de crítica
social tanto como una historia de traición conyugal.
Perdón
La idea cristiana de perdón se repite periódicamente en Ana Karenina y es
claramente uno de los principales temas que Tolstoi explora en la
novela. Si la acción central de la novela es el pecado, entonces el
perdón es el potencial de resolución. Y si Anna es una pecadora, entonces
nuestra actitud hacia ella y hacia la novela depende de si y de lo mucho que
se le puede perdonar. Tolstoi establece el perdón como un noble ideal Esta
forma ideal de indulto equivale a una supresión total del pecado "como
si no hubiera sucedido”. Sin embargo, Tolstoi parece no aceptar el
perdón como una noble virtud cristiana, sino que nos obliga a considerar si
el perdón es posible y eficaz. El propio epígrafe de la novela dice:
"Mía es la venganza, yo pagaré" valores de la venganza, lo
contrario del perdón. Esta apertura de pensamiento atormenta toda la novela,
lo que sugiere que tal vez el perdón no es al final virtud después de
todo.
Además, las actitudes de los personajes hacia el
perdón a veces es medio extrana. Dolly termina por perdonar, pero nos
preguntamos si su perdón es simplemente cerrar los ojos a la realidad, ya que
sabemos que Stiva sigue de mujeriego despues. En el caso de Dolly, el
perdón parece credulidad o la resignación. El perdón es aún más dudoso en
otros casos. Al estar a punto de morir Anna Karenina, le pide perdón a
su esposo y él se lo concede, ambos son sinceros. Pero el perdón tiene
poco efecto: Anna al recuperarse, sigue con Karenin y Vronsky
como siempre, y aunque Karenin es más dócil a la idea del divorcio, su
tratamiento hacia Anna no cambia mucho. En otra novela podríamos
esperar que el Karenins renovara sus votos matrimoniales y vivir
felices para siempre, pero el perdón de Tolstoi no tiene este efecto de
cuento de hadas. Karenin perdona, pero luego sus emociones siguen
siendo los mismos que antes. Al final de la novela, Anna pide el perdón de
Dios justo antes de matarse a sí misma. Indirectamente, también pide el
perdon de nosotros los lectores, ya que depende de nosotros para determinar
si nuestra atracción emocional a Anna supera nuestro juicio moral de su vida.
En última instancia, para los lectores, el perdón puede ser menos o
quizas mas importante que la identificación con ella.
|
ESTRUCTURA
DE LA OBRA
|
Primera Parte
|
La primera parte de la novela comienza con el
descubrimiento, por parte de Dolly, de la relación íntima de su esposo Stiva
con la antigua institutriz francesa de los hijos y la expulsión del adúltero
del lecho conyugal. Stiva realmente no siente el menor arrepentimiento por
sus actos pero, al mismo tiempo, no tiene ningún interés en perder los
beneficios económicos que derivan de su matrimonio. Sin duda, es un hombre de
ideas liberales muy del gusto de sus amigos pero su liberalismo surge
fundamentalmente de la autoindulgencia con la que se trata a sí mismo.
En paralelo, Tolstói sitúa inmediatamente la
acción en la figura de Levin. A diferencia del esposo de Dolly, Levin se
siente incómodo en la ciudad pero ha decidido regresar porque está enamorado
de Kitty y piensa que contraer matrimonio con ella le proporcionará luz en un
momento en que no encuentra sentido para su vida. Tal idea hunde sus raíces
en el hecho de que Kitty es una joven virginal que evoca en Levin la pureza
de la fe infantil. Sin embargo, existe un obstáculo de enorme envergadura
para que ese proyecto llegue a cuajar. El conde Aleksey Vronsky pretende a
Kitty y ella se siente atraída por sus atenciones. Si Vronsky no persiste en
sus intentos seductores es porque conoce en la estación de ferrocarril a la
hermana de Stiva, una mujer llamada Ana Karenina.
La atracción mutua sentida por Ana y Vronsky es
inmediata y aunque el personaje femenino capta intuitivamente que dejarse
llevar por aquella pasión puede llevarla al desastre —Ana está casada—, el
peso de la felicidad que siente es mayor que el poder disuasor del miedo.
Esta circunstancia viene además acentuada por la descripción —vista a través
de los ojos de Ana— de un marido no precisamente atractivo. Cuando concluye
la primera parte y Ana se encierra en su habitación, se ha formulado el
propósito de ser fiel a su marido que, además, no se halla desprovisto de
buenas cualidades.
|
Segunda Parte
|
Por su parte, Vronsky no siente ningún reparo
en intentar seducir a una mujer casada y su éxito se halla asegurado porque
Ana ha decidido en el fondo entregarse a él. Para facilitar esa situación,
Ana limita sus apariciones en sociedad al círculo de Betsy, una mujer
liberada también conocida por Vronsky. Cuando, en una escena llena de doble
sentido, Ana conversa con Vronsky y le dice que debe solicitar el perdón de
Kitty y casarse con ella, en realidad no actúa de manera sincera. De hecho,
al escuchar las palabras lisonjeras de Vronsky no replica con rechazo sino
con unos ojos llenos de amor. Además, en contra de lo que en ocasiones
afirman críticos de la obra, la pasión entre Ana y Vrosnky no sólo no resulta
en esos momentos condenada socialmente sino que resultaría imposible sin un
cierto respaldo social.
En claro contraste, Karenin se nos presenta
como un pobre hombre que teme enfrentarse con Ana, que desearía guardar las
apariencias para no verse todavía más perjudicado y que se siente
aterrorizado no sólo por las murmuraciones sino también ante la posibilidad
de que su esposa decida separarse de él.
Sobre el trasfondo del pesar de Kitty —que se
siente rechazada y desengañada— y de Karenin, el relato del primer encuentro
sexual entre Ana y Vronsky está dotado de un especial patetismo. La primera
reacción de Ana está relacionada con la culpa y la de Vronsky con el horror.
En ambos casos se halla igualmente presente la sensación de vergüenza pero
además la mujer siente un espantoso sentimiento de soledad, un temor profundo
a verse aislada de la sociedad y de su familia.
Precisamente en este clímax, en que puede verse
lo que da de sí el influjo del liberalismo moral en el cuerpo social, Tolstói
vuelve a introducir en escena a Levin. A diferencia de los que defienden que
la sociedad se mueve por el ánimo de lucro, Levin no tiene la menor intención
de explotar a sus campesinos por esa causa. En su lugar, es consciente de que
gente como él, que sigue apegado a la tierra y a sus valores, constituye una
aristocracia que va más allá de la sangre o el linaje. Se trata de una elite
que deriva de una fibra moral muy especial, relacionada con el hecho de que
siguen unos principios éticos en su vida.
Por otro lado, el drama de la obra queda de
manifiesto en el momento en que Ana descubre que está embarazada.
Ante este hecho ella podría regresar con
Karenin o mentirle acerca de su infidelidad —de hecho, el esposo está
dispuesto a creer en cualquier engaño— pero no lo hace. Desea vivir una nueva
existencia al lado de Vronsky y, teniendo en cuenta el punto al que ha
llegado la situación, eso significa que Seryozha dejará de ser su hijo, que
no podrá tenerlo a su lado. La pasión, vivida de una manera desordenada,
aparece representada así bajo tintes indudablemente sombríos.
|
Tercera Parte
|
La tercera parte de la obra da inicio con un
Levin que, a diferencia de Ana o de Vronsky, está encontrándose a sí mismo y
lo hace, como no podía ser de otra manera, en la vereda del bien. En lugar de
ceder a posibles pasiones, se identifica con sus campesinos de una manera que
casi podría calificarse de orgánica. No necesita utilizar la presión para que
el trabajo se lleve a cabo porque la misma naturaleza de la tarea marca su
ritmo. Precisamente de ahí se desprende que la importación de ideas
occidentales sobre el agro solo tendrá nefastas consecuencias. Al abrigo de
las mismas, se producirá una ruptura de la fe en la vida que parirá estériles
resultados y que, finalmente, arrastrará al campesinado hacia la violencia.
Cuando Ana vuelve a aparecer en escena tras veinte
capítulos de ausencia, es una mujer desgarrada por su situación. Betsy, que
terció indirectamente en su aventura con Vronsky, le muestra en el curso de
una fiesta cuál es la alternativa frente al inicio de una nueva vida con su
amante y la pérdida de su hijo. Fundamentalmente, se reduce a mentir y a
tener amantes negados aunque conocidos como sucede con otras mujeres de la
clase acomodada. Porque Ana podría huir al extranjero con Vronsky pero eso
significaría perder el contacto con una sociedad de la que disfruta y, de
paso, arruinar la carrera de su amante.
El gran drama de los dos amantes ahora es que
están dispuestos a perder mucho por su pasión —Vronsky rechaza el
ofrecimiento de promoción profesional que le hace Serpujovskoy si rompe su
relación con Ana— pero no lo suficiente. La escena en los jardines Wrede
resulta, al respecto, inmensamente reveladora. Vronsky sigue enamorado de Ana
pero no lo suficiente como para pedirle que deje todo y se vaya con él. En
cuanto a ella, la simple idea de verse aislada de la sociedad en la que vive
la abruma.
|
Cuarta Parte
|
Al inicio de la cuarta parte, el deterioro
psicológico de Ana es palpable. No sólo el resentimiento hacia Vronsky se ha
apoderado de ella sino que, ocasionalmente, esos sentimientos confluyen en
auténticos brotes de odio. Ana no puede soportar que Vronsky sea un ser que
aún disfruta de autosuficiencia y de libertad y al manifestar su desagrado
con esa situación consigue ir enfriando la pasión que su amante siente por
ella. En paralelo, Karenin ha decidido iniciar los trámites de divorcio y
consigue a través de un detective las pruebas del adulterio de Ana.
Como suele ser habitual a lo largo de la
novela, la pasión frustrada de Ana encuentra un paralelo en el temperamento
apasionado de Levin. Lo que les diferencia fundamentalmente es el objeto de
sus sentimientos. La mujer nunca podrá encontrar un objeto que realmente
colme sus expectativas por la sencilla razón de que no existe. Sin embargo,
Levin —que contrae matrimonio con Kitty— se mueve hacia la fe en Dios y con
ella hacia la felicidad. La unión con Kitty aparece descrita, desde luego, en
términos claramente religiosos. Por un lado, le recuerda las prácticas religiosas
de la infancia; por otro, incluye, mediante la entrega de sus diarios a
Kitty, su confesión de pasados pecados en lo que constituye una verdadera
ceremonia penitencial. El relato acerca de la discusión con Stiva sobre los
derechos de la mujer sirve para dejar de manifiesto el papel central de la
familia —el que ni Ana ni Vronsky ven o desean ver— y la importancia esencial
que la mujer tiene en su seno.
Cuando a continuación Tolstói narra la manera
compasiva en que Karenin se acerca a Ana da la impresión —momentánea— de que
incluso un desastre familiar como el causado por el adulterio podrá
remediarse. Karenin es un hombre con defectos pero, a la vez, resulta
sinceramente religioso y compasivo hasta el punto de que Vronsky reconoce en
él aspectos de dignidad. En cualquiera de los casos, sabe perdonar y ofrecer
a Ana un camino para restaurar su vida y lo hace porque realmente la ama.
Esta vía de redención quedará cegada por el
influjo —una vez más negativo— de la sociedad liberada. Betsy —un epítome
real de los comportamientos moralmente más disolventes— acaba llevando a Ana
de regreso a los brazos de Vronsky y despertando en ella un sentimiento
paradójico pero no por ello menos perverso, el de reconocer que Karenin es un
hombre bueno y extraordinario al que no puede evitar odiar. En paralelo,
Stiva y Betsy presionan a Karenin para que acepte conceder el divorcio a Ana.
Sin embargo, también en esa tesitura su esposo seguirá siendo generoso e
incluso le ofrecerá entregarle la custodia del hijo de ambos. Ana lo rechaza
porque no desea sentirse vinculada a él de ninguna manera. Comprende entonces
que ha dispuesto de un camino de salida que le ha sido brindado por Karenin y
que ha desechado. Al dar ese paso se ha situado en la senda de la
destrucción.
|
Quinta Parte
|
La quinta parte está redactada por Tolstói de
tal manera que no quepa ninguna duda acerca de la superioridad de una vida
matrimonial feliz sobre conductas como la de Ana. Constituye así un paralelo
pletórico de contrastes entre el amor cristiano que discurre por la senda
adecuada y la pasión ilícita que no tarda en empañarse con sentimientos de
odio, resentimiento y celos. Ana no se ha comportado de acuerdo al llamado
derivado de la naturaleza femenina y lo pagará caro.
Trasladada a Italia, Ana experimenta un
renacimiento pero no puede caber duda de que será temporal. Siente la dicha
de depender de él y, a la vez, de poseerle pero, al mismo tiempo, la
felicidad experimentada al tener cerca a Vronsky va acompañada del temor a no
gustarle lo suficiente. Esta brevísima —y nada tranquila dicha— se quiebra
cuando Vronsky busca una manera de ocupar el tiempo aparte de su amante. En
Rusia era un oficial y un personaje admirado en sociedad. En Italia no es
nadie y eso le lleva a volver la mirada hacia otras ocupaciones. Es así como
comienza a pintar.
Curiosamente, esta distracción va a ahondar la
crisis de la pareja. Ana y Vronsky entran en contacto con un pintor llamado
Mijailov que realmente siente lo que significa el compromiso con el arte.
Sobre el trasfondo de su pasión por la pintura, no resulta difícil comprender
que Ana no habría podido soportar a su lado a un Vronsky que estuviera dotado
de un talento pictórico real y que, por otra parte, el antiguo oficial no
está hecho para llevar una vida en la que sólo es amante y diletante.
La escena en la que Mijailov muestra a los dos
amantes su pintura de Pilato sentenciando a muerte a Jesús se halla por eso
mismo cargada de simbolismo. En la contemplación del rostro de Juan, Ana
habría podido captar que el camino de su salvación se halla en regresar de
aquel idilio en Italia y entregarse a la vida moral pero ambos amantes
apartan la mirada para contemplar un detalle trivial. Lo grave, lo terrible
para Ana no sería llevar la cruz del matrimonio con Karenin —que puede ser su
verdadera redención— sino el que la sociedad esté tan envenena por ideas
erróneas como para permitirse criticar una conducta de este tipo.
El tiempo pasado en Italia acaba por llegar a
su conclusión pero no porque Ana adopte una decisión adecuada sino porque
Vronsky renuncia a seguir pintando tras ver el talento de Mijailov.
En paralelo, la pareja formada por Levin y
Kitty también se ha enfrentado con la crisis de la convivencia pero ésta se
ha resuelto de una manera positiva. Cuando Levin contempla de cerca la muerte
en Nikolai, su hermano, y ese episodio revive antiguas angustias, se ve
redimido por la conducta de Kitty. No sólo estará al lado de su esposo
brindándole el apoyo necesario, no sólo sabrá proporcionar consuelo a un
Nikolai agonizante sino que, al final, el lector sabrá que se halla encinta
con lo cual consuma el cumplimiento de lo que la Naturaleza espera de la
mujer, que sea dadora de vida.
El mensaje de Tolstói difícilmente puede
resultar más explícito. En las mujeres existe un don —el de aliviar el
sufrimiento— del que los hombres carecen. Ana no sólo no lo ha ejercido sino
que ha permitido por añadidura que el ejercicio irresponsable y egoísta de
creadora de la pasión la convierta en creadora de mayor sufrimiento. De
hecho, cuando regresa a Rusia se encuentra con un Karenin que sufre una
situación patética. A diferencia del Levin redimido por el amor de Kitty, es
un hombre destrozado por el pecado de Ana y, al mismo tiempo, por las
opiniones de la sociedad liberada. En los últimos tiempo, se ha convertido en
una ruina autotorturada que desearía aún perdonar a Ana en incluso reconocer
a su hija bastarda pero que no tiene realmente oportunidad de hacerlo.
|
|
En paralelo, la pasión de Ana y Vronsky ha ido
adquiriendo aspectos psicológicamente patológicos que han sido definidos por
algún crítico como sadomasoquistas. Ana comienza a sentir con pánico que el
amor que Vronsky sentía por ella se va apagando —una circunstancia que, sin
duda, ella ha contribuido a provocar aunque haya sido involuntariamente— y
sufre el desgarro de querer retenerlo a su lado y, a la vez, la tentación de
hacerle daño. Cuando Ana decide acudir a la ópera, está suicidándose
socialmente y su encuentro sexual con Vronsky tendrá ya —como han señalado
algunos autores— visos de asemejarse a una violación. Vronsky sólo desea
dominarla sexualmente y Ana lo acepta con una conducta claramente masoquista
sólo con la finalidad de asegurarse que aún siente por ella un interés que
cada vez es menor.
|
Sexta Parte
|
En la parte siguiente del libro, la situación
de Ana es descrita en términos de lo que Tolstói consideraría antinatural.
Dolly acude a visitarla e, inicialmente, se siente abrumada por lo que parece
una situación envidiablemente feliz. Poco a poco, sin embargo, descubre la
cruda realidad. Ana vive con Vronsky pero sólo desea tenerlo a su lado. Ha
rechazado la idea del divorcio porque eso permitiría que el antiguo oficial
pudiera dedicarse a la política y la distanciaría de ella; le aterra la idea
de tener nuevos embarazos que afeen una figura que desea que siga siendo
incitadora para su amante; se resiente del tiempo que Vronsky debe dedicar al
trabajo; no se ocupa de la administración de la casa... Ni siquiera el
cuidado de su hija pasa de ser una distracción pasajera. Lo que se desprende
del retrato es que Ana es una mujer bella que ha sacrificado demasiado para
obtener algo que ya ni siquiera posee: el atractivo de la pasión. Conocedora
de la amarga realidad, Dolly regresa a su casa deseosa de encontrarse con sus
hijos y cumplir con los deberes que la Naturaleza le ha encomendado, esos
mismos que al ser rechazados por Ana provocan su desgracia. Es una mujer
desengañada de los principios liberales tan en boga entre la buena sociedad.
Esos mismos principios son a continuación
duramente vapuleados al describirse las elecciones provinciales. Vronsky, el
hombre inmoral y superficial cuyo atractivo es meramente externo, abandona a
Ana para dedicarse a la política siguiendo las ideas liberales. Levin, por el
contrario, comprende que la aristocracia verdadera —en el sentido
aristotélico del término— no puede entusiasmarse con esas manifestaciones de
pensamiento decadente. Se convierte así en símbolo de lo verdadero, de lo
natural, de lo bueno, justo aquello que han pisoteado Ana, Vronsky y los que
actúan y piensan como ellos.
|
Séptima Parte
|
El inicio de la séptima parte constituye una
especie de clímax del enfrentamiento entre ambas tendencias y, de manera
bastante lógica, sitúa a Ana y a Levin frente a frente. Levin viaja a la
ciudad para encontrar en ella únicamente motivos de desagrado. La cultura
urbana y artificial constituye un contrapunto perverso de la rural y natural.
Entonces es cuando se produce el intento de Ana por seducirle. En esa
conducta ya no existe ni pasión ni amor. Únicamente es el compartimento de
una mujer perdida en todos los sentidos del término que desea reafirmar ante
sí misma que sigue siendo atractiva a pesar de que la relación con Vronsky es
cada vez peor. Sus motivos para cometer la vileza de intentar seducir a un
hombre casado con una mujer buena ni siquiera se relacionan ya con la pasión
sino meramente con el deseo de sentirse deseable y atractiva.
Levin resiste la tentación y, de manera casi
inmediata, experimenta dos acontecimientos de una extraordinaria importancia.
El primero es el nacimiento de su hijo —a cuyo parto asiste— lo que subraya
la unión entre un hombre y una mujer guiados por principios de vida familiar
derivados directamente del cristianismo. El segundo es su entrega a Dios “de
una manera tan confiada y tan sencilla como lo había hecho en su infancia y
en los inicios de la juventud”.
Este ascenso de Levin hacia la cima de la
felicidad, el encuentro consigo mismo, tiene un paralelo innegable y terrible
en la degeneración final de Ana. Asaltada por las dudas de que Vronsky la
haya querido nunca y resentida por el hecho de que su amante es un ser libre
mientras ella es dependiente, provoca continuamente escenas que arrastran a
la exasperación al hombre con el que vivió una pasión efímera. Los celos, el
desprecio hacia sí misma, la sensación de ser una carga la empujan
inexorablemente hacia la autodestrucción.
|
Octava Parte
|
El desenlace viene apresurado por la sospecha
que Ana tiene de que Vronsky está ahora enamorado de la princesa Sorokina,
una mujer más joven que ella. Ciega de celos, Ana decide acudir a casa de la
madre de Vronsky, descubrir allí a su amante con Sorokina, dar un escándalo y
luego desaparecer.
En el andén de la estación de tren Ana —que
sabe que Vronsky se dirige a casa de su madre— escucha de un portero que la
princesa Sorokina acaba de partir en un carruaje hacia la casa de la señora
de Vronsky. Desesperada, Ana se arroja bajo las ruedas de un tren de
mercancías.
El epílogo comienza con una descripción
negativa de los voluntarios rusos que marchan a ayudar a los eslavos de los
Balcanes. Entre ellos se encuentra un Vronsky que —de manera claramente
simbólica— se dirige en tren hacia la destrucción como antes lo hizo su
amante. Resulta difícil no ver en esa historia entre el ferrocarril y los
momentos de tragedia todo un simbolismo tolstoiano relacionado con los males
del progreso. No en vano, expresaría Tolstói que “viajar es al tren como la
puta es al amor”.
En el andén, Vronsky va a estallar en sollozos,
víctima de una memoria que le devuelve, cargados de ira, los recuerdos de
Ana. El juicio de la obra sobre ésta es doblemente negativo. En primer lugar
se encuentra el comentario explícito de la madre de Vronsky que afirma que el
suicidio era el fin que se merecía porque fue “una mala mujer”. A
continuación, el elíptico —pero cargado de enorme simbolismo— de Kitty que al
dar de mamar a su hijo muestra las “relaciones espirituales” que unen a una
madre con su descendencia. Ana no tuvo empacho en romperlas y, por lo tanto,
es justo que haya pagado su falta.
Los últimos capítulos del libro son dedicados
por Tolstói al gran protagonista de la obra, su “alter ego”, a Levin. Este
confiesa que “ha encontrado al Maestro” en referencia a Jesús de Nazaret. Ha
descubierto así que “la única meta del destino del ser humano” es “la fe en
Dios, en la bondad”. Precisamente por eso, Levin es un hombre que en adelante
será feliz. La clave está en que ha hallado la paz espiritual y que la vida
se le revela cargada de sentido al tener el “incuestionable significado de la
bondad”. Fue apasionado como Ana pero la manera en que dejó orientar su
pasión no le llevó a la destrucción sino a la felicidad y a la redención.
Ante el lector queda ahora únicamente el optar por uno u otro de los caminos.
|